Pastillas de café con leche
Hay sabores que se quedan pegados al alma. Pasa el tiempo y siguen ahí alimentando el recuerdo de las cosas que nos hacían feliz cuando éramos niños. Basta cerrar los ojos para recuperar ese cosquillero en el estómago, una especie de vértigo divertido que puede activarse también con determinados sonidos, los mismos que nos acompañaron en nuestros primeros bailes luciendo palmito y presumiendo de mayores. Pero no se asusten aquí no queda ni rastro de nostalgia, sólo recuerdos que se agitan en la cabeza. Algunos sostienen que no hay más patria que la infancia y que los pequeños que han tenido una niñez plena nunca degeneran en malas personas. Algo de eso debe haberle pasado a Dora Catarineu, empeñada, en esta nueva etapa de exilio murciano en adosado de urbanización de lujo, en darle vueltas al pasado y recuperar el tiempo perdido. No es que ella sea exhibicionista, que lo es, sino que, como una buena parte de los artistas, cuando trabaja recrea su mundo. Y de qué otra cosa se puede hablar con mayor propiedad que de aquellas que hemos vivido. "Mejor eso que coiar", replica cargada de razón la pintora. "Revolver" - como el disco de los Beatles que supuso el primer paso de la banda inglesa hacia la psicodelia - lleva por título esta nueva entrega de la pintora cartagenera en la que se contemplan bares llenos de vasos con fondo rojo, pastelerías con el sabor de las pastillas de café con leche que le volvían loca cuando era niña, las calles por las que paseaba y hasta la música que escuchaba cuando iba de guateque. Todavía ahora basta oír algunas de las notas de "Yellow Submarine" para empezar a mover los pies instintivamente. Dora ha vuelto revuelto todo con un disparo certero.
Como en otras ocasiones, Dora no ha hecho otra cosa que contar su vida y sus experiencias a través de unos cuadros prefectamente reconocibles como propios de una pintora con un fuerte estilo personal. Así que vuelve con sus hombrecillos diminutos encerrados en celdas o vagando perdidos por su particular universo... Hasta aquí más de lo mismo, pero más bonito si cabe. Sin embargo, "Revolver" contiene novedades interesantes. Ella sigue trabajando en ratos muertos y es capaz de montar una exposición en un tiempo record, pero ahora sorprendentemente se mueve hacia el terreno de la abstracción. Pese a los sabios consejos de los entendidos para que haga cuadros figurativos porque se venden mejor, ella camina como loca hacia Rothko. El proceso de creación se inicia por la noche, se pone música y piensa en la paleta que va a usar. Impresionante su Diana o sus Revólveres como pezones, pero no se pierdan su "Love you to" o "I want to tell you" Eso sí que es psicodelia. Y es que conseguir emocionar con manchas de colores parece mucho más complicado que pintar figuras. Una vez más nos alucina.
Amelia Castilla
Revólveres
Óleo con cola / Papel _ 200x100 cm
EL método negativo en historia del pensamiento teodórico consiste en interrogarse sobre lo impensado dentro del marco de un pensamiento dado, al cabo de los siglos de esfuerzos de búsqueda del fundamento, el pensamiento artístico padece una crisis del principio, ahora bien, la crisis del principio no se revela en toda su amplitud y en toda su profundidad más que a la luz de lo que , bajo el nombre del principio, ha determinado, dentro de las filosofías y de las teodorologías, la organización de lo pensable.
Santa Lucía, los puertos
Óleo con cola / Papel _ 160x122 cm
Querida Dora:
Aloha desde Waikiki donde los aprendices de surferos y las pieles estiradas por cirugías y botox resplandecen bajo el sol del Pacífico.
Después de tantos cócteles con sombrillita echo de menos algún chato de vino de alguno de esos bares que estás pintando: es el destino del ser humano, no estar totalmente agusto en ninguna parte.
Estuve el otro día en la caldera del Kilauea, dormido pero con un preocupante ronquido, siempre a punto de estallar en una orgía de fuego y destrucción/construcción fascinante, ¿No deberían ser así todas las obras de arte?.
Ahora me voy a Alaska, pero espero estar para tu inauguración. No encontraré cuna pepita de oro lo suficientemente grande como para regalarte.
Besos.
Angel Mateo Charris
Love you to 54
Óleo con cola / Papel _ 121x57 cm
Un e-mail con archivos de Dora Catarineu.
Vía doracatarineu@doracatarineu.com me llegan unos archivos de la más recienta obra de Dora, entrañable amiga de la Patria Bella. Agradezco la gentileza, y siento no participar más directamente de lo que sin duda se me anunciaba como soberana muestra de madurez ganada a pulso. Pintar es buscarse a sí mismo.
Sigo hace años la trayectoria de una de nuestras más señeras pop-gestuales. En los archivos que me manda, digo, aunque el color sea más bien representativo, se afirman el expresionismo abstracto; la distancia del no figuratismo absoluto; la fiel opción por el pop; la gestualida del brochazo; la intención de que el cuadro sea un acto donde el artista es su testigo.
Si en el arte "liberado" que vibra en los últimos tiempos (is the end near, really? Not with Dora, anyway. She´s quite a Phoenix), se puede establecer una tríada suprema a base de Mark Rothko - Robert Rauschenberg - Jasper Johns, éstos no se sorprenderían de que Dora se les agregase. En ella, cual Rothko, hay cromías tan minimalistas como rotundas; cual en Rauschenberg, objects trouvés de esos que se ven y no se miran: caramelitos de café con leche, "la cara de tu retrato", los vasos que se quedaron en el jardín del gran party... y, cual en Jasper Johns, el entrar resueltamente en una metafísica de grises, cerrados por vallas de sangres y albas, donde se pugna por re-volver a la biografía más íntima para ver, como en cierto hai-ku de Manuel Machado eso de ¿Ay de mi, ahora sí que no soy el/la que fui!
Y es que "volver no siempre significa regreso", que decía otra poeta, José Infante. La búsqueda de una cotidianeidad perdida (para lo que hay que volver y revolver, nos hace abrir baúles donde hay retratos que ya más bien sonríen desvaídamente, buscar calles y pastelerías para ver que han desaparecido... En fin, que revolver -en todas sus semánticas posibles- siempre causa un impacto arrollador, overwhelming.
Manuel García - castellón Benarroch
Nueva Orleans, Mardi Gras 2008