¡uf!
Toreros y meninas. Cuando Dora Ctarineu se subió a un avión rumbo a Japón para mostrar en este país oriental su trabajo, no pudo evitar ser ella misma: su obra era un continuo guiño divertido. Ofreció a los nipones la imagen arquetípica de lo español o, más bien, la imagen folklórica y turística que quizás ellos extreaen de unos viajes relámpago en los que destilan lo hispánico en corridas de toros, el Museo del Prado y Toledo. Cerámicas y pinturas conforman esta exposición que Dora, dentro de su septerna ironía, hace funcionar como un viaje de ida y vuelta España - Japón / Japón - España. El resultado está plagado de contaminaciones mutuas en las que se mezclan imágenes de las experiencias que se respiran en los países lejanos; son vivencias nuevas en las que todo sorprende, que nos hacen ver las cosas con ojos limpios. Por ello, Dora Catarineu pinta con polvos de arroz y dibuja, rasca, sobre superficie que ellos conforman, expresivas imágenes de caóticas avenidas en las calles se amontonan, en las que los coches pueden oírse en un orden que, inevitablemente, genera el desorden. Frente a los ruidos de Tokio, los coloristas rostros de toreros tocados por la negra montera o sus cuerpos vestidos con brillantes trajes de luces y repetidos como si fuese cierta la equívoca imagen de que todos los españoles son toreros y todas las españolas, floklóricas. Pinturas realizadas con la intuición, sin ningún tipo de prejuicios, con esa total y absoluta libertad en el hacer que no es más que una continuación de la actitud ante la vida de Dora. Porque eso es esta exposición que con carácter divertido ha titulado ¡UF!, que es de manera sincera, la propia Dora Catarineu. Pocos artistas hay que tengan una relación tan directa entre quienes son y aquello que pintan; sin duda, Dora es uno de ellos.
Artista de singular trayectoria, Dora Catarineu se constituye como una de las artista más peculiares del panorama murciano actual. Si bien una de sus preocupaciones constantes ha girado en torno a las posibilidades de la pintura, a su lado, y en perfecta sintonía, esta artista cartagenera ha señalado la necesidad de experimentar con otros soportes, con otras técnicas, con otros modos de expresión que se la han llevado a trabajar con lo tridimensional ( es el caso que hoy presentamos ), materializándose en la cerámica de grandes formatos. Sincera y siempre fesca, la pintura de Dora Catarineu utiliza en esta exposición una figuración colorista y expresiva que nos acerca a los tópicos de los toreros y la paella, por un lado. Por otro, recoge las impresiones que causó en Dora Catarineu una estancia reciente en Japón con motivo de una exposición en ese país. Son imágenes de la memoria personal mezcladas con paisajes, objetos y escenarios provinientes de la memoria colectiva. La sala de Verónicas acoge, pues, la obra última de Dora Catarineu en una exposición que la artista ha venido ha titular significativamente ¡UF! La colaboración con el Ayuntamiento de Cartagena, que exhibe al tiempo en la Sala de la Muralla Bizantina otras piezas realizadas paralelamente por la pintora, y con CajaMurcia, no ha podido ser más fructífera. Por todo ello, no me queda más que agradecer a todos y especialmente, a Dora Catarineu, su entrega y expresarles mi más sincera felicitación.
Dora Catarineu, la Dora artista, pintora y escultora, la Dora persona y personaje, es una continua corriente de aire fresco. Su humanidad y su proverbial sinceridad impregnan todo su trabajo y son la razón de ser de esas formas fundamentales y de esos colores vivos y espontáneos que hacen su obra tan especial. Nos gusta tener en Dora Catarineu a uno de nuestros artistas más "exportados", porque su trabajo muestra parte de lo que Cartagena es y quiere ser. Con el color y la luz mediterráneos, Dora cuenta lo que se ve y se sueña desde esta ciudad unida a un pasado grande y mestizo. Lo hace con una imaginación que sólo acostumbramos a descubrir en los niños, con el descaro propio de la adolescencia y con el humor, a veces burlón, a veces sarcástico, que sólo puede partir de la experiencia crítica de las cosas. Por eso nos gusta que Dora haya sido y sea Cartagena en Madrid, en Bilbao, en Alemania, en Holanda o Japón, que lleve a todos esos lugares una imagen luminosa y creativa de nuestra tierra. Una vez más, tenemos la oportunidad de participar de su arte, de asistir a "la gracia y la locura" -son palabras de José María Álvarez- y de sentir ese "impulso a la sonrisa bondadosa" del que ha hablado Ramón Alonso Luzzy.
Una exposición de Dora Catarineu es siempre un momento para encontrarse con la creatividad en estado puro, quizás porque sus obras son un vehículo por medio del cual esta pintora, escritora y ceramista nos transmite retazos de su personalidad, de su modo de entender la vida, siempre entre una ironía explícita y la observación directa del mundo que la rodea. Dora expuso en Japón y hasta allí viajó con sus ojos de abiertos, pero sobre todo, con su tremenda sensibilidad a flor de piel. De aquel viaje, del contacto con otras gentes, otros ambientes, contextos, son fruto estas obras que ahora podemos ver en una muestra en la que el color vibrante y la nerviosa línea del grafismo nos hablan de una pintura directa y explícita, pensada y sentida con la premura de ser plasmada de inmediato sobre el soporte. La Caja de Ahorros de Murcia, en colaboración con la Consejería de Educación y Cultura, copatrocina esta exposición. Una vez más, el color, el ingenio, y la fuerza de la pintora Dora Catarineu llenarán las paredes de una sala y los expectadores podremos admirar su obra.
Exposición ¡UF!
Dora empieza a trabajar incansantemente, en cuanto algo llama su atención para ser transformado en pieza de arte.
Color y luz mediterráneos, imaginación, descaro, humor...Dora...
Cartagena Forever
Cartagena Forever
Polvos de arroz
Óleo y acrílico sobre Tabla_ 40x40 cm