Turquesa
Intentar componer una explicación sobre lo que Dora Catarineu dice o trata de decir con su obra sería un atrevimiento. Y lo sería, fundamentamente, poque se explica sola, como se podrá comprobar en el trabajo que sucede a este prólogo.
Dora tiene esa rara habilidad de llegar a todos y llegar de inmediato. Los que saben de esto podrán teorizar sobre el secreto de esa capacidad, sobre su escuela y sus fundamentos técnicos. Yo, que sólo soy una admiradora , puedo aportar mi modesta teoría de que el secreto de Dora es su sinceridad.
Dora es sincera y generosa, dispuesta a regalarnos en su trabajo profundidad, alegría y una pizca de locura. Otros dan muchas vueltas en busca de los arcanos, ella sabe conectar con las esencias con aparente sencillez. Habla de la esencia de las personas y de las cosas y por eso sus trabajos son complejos en su sencillez; son directos y francos, pero siempre tienen una segunda lectura.
Dora Catarineu ha estado cerca de La Mar de Músicas desde el principio y este año el festival tiene el honor de ser representado por un cartel suyo. En ese cartel está tan presente el espíritu del festival como de esa Dora sincera, directa y generosa. Eso lo convierte eso es un buen anticipo de una exposición que todos hemos esperado con expectación...
Ella ha recorrido Turquía con su mirada y, ahora, todos nosotros tenemos la ocasión de ser viajeros en ese país a través de su trabajo. Quienes la seguimos sabemos que acercándonos a su obra nos situamos dentro de las cosas que reatrata. Quienes la admiramos sabemos que ha observado Turiquía desde el corazón.